La evolución hacia lo que se conoce como “Web3” representa una emocionante etapa en el desarrollo de Internet y cómo interactuamos en línea. Mientras que algunas personas pueden no estar familiarizadas con este término, y para otros solo está relacionado con las criptomonedas, en realidad la Web3 abarca mucho más que eso.

La Web3, que se considera la evolución natural de la Web 2.0, se basa en conceptos como descentralización, inmutabilidad y privacidad, los cuales tienen el potencial de revolucionar el espacio digital.

En este ecosistema, convergen tecnologías como la Tecnología de Contabilidad Distribuida (DLT), que incluye la blockchain, junto con tokens fungibles y no fungibles, finanzas descentralizadas (DeFi), el concepto de Metaverso y la Identidad Digital Soberana (SSI). Todo esto es parte de una revolución que fue iniciada por Bitcoin.

La transición hacia la Web3 representa un cambio de paradigma, en respuesta a modelos mantenidos por el sistema tradicional y los oligopolios tecnológicos. Estas entidades como Meta, Google, Microsoft o Amazon, han tenido el control sobre datos privados y la libertad financiera de las personas, al igual que los bancos en el sistema financiero.

La evolución de la web

Para entender esta transformación, vale la pena recordar la evolución previa de la web. Porque antes de la Web2, también existió la Web1: un espacio donde pocos usuarios podían acceder a información en línea.

Luego, con la Web2, surgieron redes sociales y blogs que permitieron a las personas crear y compartir contenido. Sin embargo, esta fase también trajo consigo la centralización de servicios y la comercialización de datos personales.

La Web3, en cambio, emplea tecnologías como la blockchain, los contratos inteligentes y las aplicaciones descentralizadas (dApps) para crear proyectos en todo el mundo que ofrecen herramientas seguras, escalables y descentralizadas.

Beneficios de la Web3

Más allá de la teoría, en la actualidad ya existen ejemplos concretos que demuestran las ventajas de la Web3 sobre la Web2. Un ejemplo sencillo es el concepto de tokens no fungibles (NFT), que otorgan a personas como artistas, gamers y propietarios de bienes digitales, la propiedad y control sobre sus activos digitales.

La Web3 también presenta soluciones innovadoras para la gobernanza, a través de Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAOs), que distribuyen el poder de decisión mediante propuestas, votaciones y tokens de gobernanza. El Metaverso, representado por proyectos como Decentraland o The Sandbox, ofrece una alternativa descentralizada a las propuestas de empresas como Meta. 

En deportes, los “fan tokens” permiten a los seguidores de equipos deportivos participar activamente en ciertas decisiones. En el ámbito de las redes sociales, ejemplos como Lens Protocol brindan alternativas más privadas y seguras, eliminando la necesidad de compartir información personal.

Además, la tecnología blockchain ofrece rastreabilidad e inmutabilidad, lo que podría mejorar la transparencia y reducir la corrupción en sectores gubernamentales y empresariales.

Desafíos actuales

A pesar de los avances, todavía existen desafíos considerables para la adopción masiva de tecnologías emergentes de la Web3. Problemas de usabilidad, la diversidad de conceptos técnicos y la falta de regulaciones adecuadas son algunos de los obstáculos que hemos debido enfrentar.

De todas formas, incluso en momentos complejos para el ecosistema, distintos proyectos continuarán su desarrollo. La Web3 representa una transformación profunda en la manera en que interactuamos digitalmente. Y si bien existen desafíos, las soluciones y beneficios potenciales son prometedores, lo que sugiere un emocionante futuro en el mundo digital.

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